Si en algún grado resulta trascendente, básico e imprescindible el estudio del latín, es precisamente en el de Lengua y Literatura Españolas, porque en un estudio sincrónico ambas son, en efecto, lenguas diferentes con sus peculiaridades e interferencias, pero en un estudio diacrónico se trata de la misma lengua latina, que sin solución de continuidad va evolucionando con la incorporación, en unos casos, de nuevos elementos y la eliminación, en otros, de algunos aspectos más o menos irrelevantes. Con alguna pequeña variación la lengua española mantiene la macroestructura sintáctica y el sistema gramatical de la lengua latina, así como su corpus lexical.
Es cierto que sin un conocimiento de la lengua latina se puede hablar español y se puede leer sus manifestaciones literarias, pero no se puede conocer el español, saber español en el sentido profundo y universitario. El curso, pues, consiste en un estudio sincrónico de la lengua hablada en una época determinada y llevada a unas cotas difícilmente superables en sus manifestaciones y testimonios literarios, sin olvidar su posterior evolución y desarrollo, su impronta y huella en lo que con el tiempo, cambiado el nombre, va a ser la lengua española. La enseñanza del Latín debe orientarse siempre desde el castellano y hacia el castellano, como valioso instrumento para perfeccionar el conocimiento de este. El Latín debe ser un medio eficaz para penetrar en la cultura clásica, la historia, la geografía, la literatura latina, las creencias, las instituciones principales y con un marcado interés por todo lo que supone la ROMANIZACIÓN. La enseñanza del Latín debe constituir un fin en sí mismo y por medio del Latín se debe suministrar la formación intelectual y lingüística que difícilmente puede proporcionar otra materia y fomentar la capacidad para poder acceder mejor a todos los demás saberes. Un objetivo constante y diario ha de ser iniciar al alumno en una larga serie de conocimientos históricos, geográficos, literarios y culturales en general y que cada día irán surgiendo de los propios textos latinos y de su comentario, que contribuirán a completar su cultura y con ello conseguir hacerle amena y atractiva la clase de la lengua latina. El Latín, en fin, es una ciencia totalmente imprescindible para formar hombres lingüistas y filólogos y para alcanzar otros muchos saberes, sirviéndose a su vez de ellos como auxiliares y abriendo nuevos horizontes a los alumnos.
Puesto que esta asignatura tiene un carácter fundamentalmente práctico, se alternarán teoría y práctica en clase.